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El láser excimer moldea la superficie corneal para reducir o eliminar la necesidad de llevar gafas o lentes de contacto en casos de miopía, hipermetropía y astigmatismo. Esto puede hacerse de dos formas, en la superficie corneal con la PRK (Photorefractive Kertectomy) o en las capas más profundas de la córnea con el LASIK (Láser in Situ Keratomileusis). LASEK y Epi-LASIK son variantes de la PRK.
La primera vez que se utilizó el láser excimer para la corrección de la miopía fue en el año 1987 y desde entonces miles de estas operaciones se están realizando con éxito en todo el mundo. En Octubre de 1995 la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos y después de un estudio protocolizado de más de tres años de duración, aprobó su uso por considerarlo seguro y efectivo en la corrección de los defectos refractivos. En el año 1998 el LASIK fué clasificado en Alemania como una técnica científica reconocida.
Inicialmente en Europa se prefería el método superficial con el que se obtenían buenos resultados en miopías bajas. Sin embargo la destrucción de las capas más superficiales de la córnea producía dolor durante las primeras 24 horas, el paciente debía llevar el ojo tapado durante 2 ó 3 días y si se intentaban corregir miopías altas podían aparecer cicatrices corneales que retrasaban la recuperación visual. Debido a estos inconvenientes se prefiere hoy en día el LASIK en la mayoría de los casos ya que no produce dolor, no es necesario ocluir el ojo, no aparecen cicatrices corneales a pesar de corregir miopías altas y en 24-48 horas se obtiene una buena visión.
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